La Secretaria de Turismo de la ciudad de México busca frenar la decadencia de las tradicionales cantinas mexicanas.

No recuerdo donde me encontré este articulo que es bastante ilustrativo de varios lugares en la Ciudad de México donde se puede disfrutar de una buena copa de alcohol, pero ahora con la nueva ley de antros en el distrito federal se vera gravemente afectado toda esta buena intención, ya que por un lado algunos turistas nacionales y extranjeros se han quejado de que en el centro de la ciudad , pues quedo muy bonito con nueva vida durante el día pero en la noche, no hay vida nocturna que se merece nuestros visitantes, así que hacemos un llamado a la asamblea del distrito federal para que pueda encontrar una medida ante esta situación o que pueda encontrar dentro del centro histórico un corredor de bares y antros para darle lo único que le falta al zócalo capitalino, para que sea una gran metrópolis que visitar y sobre todo disfrutar de una vida nocturna.
Laura González de Artaza / EFE
jueves, 15 enero 2009
La Secretaria de Turismo de la ciudad de México busca frenar la decadencia de las tradicionales cantinas mexicanas.

Las tradicionales cantinas mexicanas, esos bares con puertas batientes que en ocasiones prohibían la entrada a las mujeres, han caído en decadencia en los últimos años, lo que motivó a las autoridades de Ciudad de México a organizar recorridos turísticos por las mismas para revitalizarlas y evitar su cierre.

La Secretaría de Turismo del Gobierno del Distrito Federal encabeza el esfuerzo para que una de las "esencias" mexicanas sobreviva y los ciudadanos vuelvan a frecuentar las cantinas como lo hacían antes.

El 2 de enero de 2008 cerró "El nivel", la más antigua del país, fundada en 1855 y poseedora de la primera licencia de operación para un establecimiento de este tipo, expedida en 1872.

Entre sus parroquianos tuvo a treinta presidentes mexicanos, desde Sebastián Lerdo de Tejada (1872-1876) hasta Ernesto Zedillo (1994-2000), así como numerosos artistas como Diego Rivera y líderes políticos como Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara. Pero no es la única, otras míticas como La Parroquia, El Cabaret Bombay o La Valenciana, situadas también en el Centro Histórico de la capital mexicana, han cerrado definitivamente sus puertas.

En toda la Ciudad de México se calcula que hay unas 1.250 cantinas, frente a las 3.000 que había a principios de la década pasada, y en el Centro Histórico sólo sobreviven 65 de casi doscientas que había también en los primeros años de la década de los noventa. Francisco Ibarlucea, guía turístico del recorrido por estos bares, explicó a Efe que a pesar de los proyectos de recuperación del Centro Histórico "la ciudad se ha diversificado una barbaridad, los jóvenes se dirigen a otros puntos y la gente no viene al centro ni si quiera a divertirse".

Los turistas extranjeros sí acuden a algunas, como El Salón Corona, pero se quejan de la falta de vida nocturna en el Centro, ya que las cantinas cierran a las once de la noche. Otra explicación de la lenta agonía de estos establecimientos es que los clientes "de toda la vida" se han ido muriendo "y los nietos ni de chiste vienen para acá", según Ibarlucea.

"La idea de este recorrido es recuperar el Centro, que los jóvenes vengan no sólo a las cantinas, sino que la diversión y lo noctámbulo sea el punto de entrada a la cultura", agregó.

Una de los lugares que se visita es La Faena, fundada en 1954 como punto de reunión de la Asociación Mexicana de Novilleros, motivo por el cual es casi un museo del arte del toreo. En su día, se cuenta, la gente hacían filas "de kilómetros" para poder entrar en este local, pero en la década de los ochenta entró en decadencia, por lo que los propios trabajadores del lugar establecieron una cooperativa para solventar los problemas económicos.

Los fines de semana alquilan el local para conciertos de música electrónica y "raves", y en una ocasión uno de los dj's no se presentó, provocando el enojo del público que destrozó el bar, las pinturas y murales históricos, y lanzó cervezas a los cuadros.

Otras cantinas se están reconvirtiendo en restaurantes de tipo familiar para sobrevivir, como el Bar Nuevo León, conocido como "La quinta sala" por estar junto a la Suprema Corte de Justicia. Ramón Casares, uno de sus parroquianos habituales, lleva 38 años acudiendo allí semanalmente para jugar al dominó y pasar el rato con "tranquilidad".

Feliciano Martínez, cantinero del Nuevo León, explicó que lo tradicional de un establecimiento de este tipo son las partidas de dominó y las "botanas" (comida para picar).

Otra famosa cantina que se visita es La Ópera, legendaria por presumir de tener un disparo en el techo hecho por Pancho Villa cuando desayunó allí una vez. El Salón España, habitual en estos recorridos turísticos, sobrevive como bar especializado en tequila, con más de 227 marcas en su carta, y con menús económicos para los trabajadores de la zona.

Contrario a lo que se podría creer, la actual crisis económica mundial no debería ser un problema para las cantinas sino una oportunidad para su desarrollo, opinó Ibarlucea.

"La gente vendrá más a olvidarse de sus problemas" a través del alcohol, concluyó bromeando....

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